Se editan en español las memorias del fotógrafo durante la contienda mundial
ISABEL LAFONT - Madrid - 19/05/2009 El Pais
ISABEL LAFONT - Madrid - 19/05/2009 El Pais
Robert Capa siempre ambicionó que su vida se convirtiera en un guión cinematográfico. Quizá por eso, bautizado Endre Friendmann en Budapest en 1913, descubrió enseguida que con ese nombre no llegaría muy lejos. Robert Capa, el personaje de película, nació en 1936 y murió en Indochina en 1954. Y a su imbatible estatura mítica contribuyó Ligeramente desenfocado, sus memorias de la II Guerra Mundial, editadas en 1947 en EE UU por Henry Holt y que ahora publica por primera vez en español La Fábrica.
De las 106 imágenes del desembarco de Normandía sólo se salvaron ocho
El libro compagina la rigurosa precisión de los hechos históricos con un menos comprobable trasfondo de anécdotas, flirteos, noches de whisky y de champaña. Pero sobre todo, Ligeramente desenfocado es el diario de un fotógrafo comprometido con la guerra. Un tipo que embarcó en Nueva York hacia Europa en 1941, enviado por la revista Collier's, y aguantó hasta el final. Es cierto, Capa frivoliza con sus planes para pasar la primera noche en el Savoy. Pero una mañana, durante su estancia en la base de los B-17 y tras haber fotografiado el regreso a casa de un piloto muerto, sienta las bases de su ética: "Mientras me afeitaba, mantuve una conversación conmigo mismo acerca de la imposibilidad de ser reportero y hacer gala al mismo tiempo de un espíritu compasivo. Las fotografías de los aviadores matando el tiempo en el aeródromo darían una impresión equivocada si no se mostraran también las imágenes de los heridos y los muertos".
De las 106 imágenes del desembarco de Normandía sólo se salvaron ocho
El libro compagina la rigurosa precisión de los hechos históricos con un menos comprobable trasfondo de anécdotas, flirteos, noches de whisky y de champaña. Pero sobre todo, Ligeramente desenfocado es el diario de un fotógrafo comprometido con la guerra. Un tipo que embarcó en Nueva York hacia Europa en 1941, enviado por la revista Collier's, y aguantó hasta el final. Es cierto, Capa frivoliza con sus planes para pasar la primera noche en el Savoy. Pero una mañana, durante su estancia en la base de los B-17 y tras haber fotografiado el regreso a casa de un piloto muerto, sienta las bases de su ética: "Mientras me afeitaba, mantuve una conversación conmigo mismo acerca de la imposibilidad de ser reportero y hacer gala al mismo tiempo de un espíritu compasivo. Las fotografías de los aviadores matando el tiempo en el aeródromo darían una impresión equivocada si no se mostraran también las imágenes de los heridos y los muertos".
El clímax del relato lo marca la participación en el desembarco de Normandía. La Oficina de Relaciones Públicas dejó sólo que cuatro fotógrafos acompañaran a las primeras fuerzas invasoras. Uno era Capa. "El corresponsal de guerra tiene en sus manos su mayor apuesta, su vida, y puede elegir el caballo al que apostarla, o puede guardársela en el bolsillo en el último segundo. Yo soy un jugador", escribe. Una opción que su hermano, Cornell, comenta en la introducción de Ligeramente desenfocado: "Al tomar esta decisión seguía el consejo que muchas veces daba: 'Si no son lo suficientemente buenas es porque no estás lo suficientemente cerca".
A su regreso al USS Chase, del que había partido su barcaza, llevaba las mejores fotos del desembarco del 6 de junio de 1944. Sin embargo, como él cuenta, "un emocionado asistente de laboratorio había aplicado demasiado calor al secar los negativos; las emulsiones se fundieron y se destintaron". De 106 fotos que había tomado, sólo se salvaron ocho. Capa entró en París el 25 de agosto de 1944 en un tanque manejado por republicanos españoles que formaba parte de la 2ª Acorazada Francesa. Esa noche durmió en el Ritz. Igual que Hemingway.
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